Thursday, August 11, 2011
En un radio de 30 millas de Charlotte, en Carolina del Norte, las salas de estar, salas de costura, y cocinas de las mujeres de diferentes iglesias se encuentran atestadas de cortes de tela que han sido donados con el simple propósito de coser muñecas de trapo para evangelizar.
Por un lado, la muñeca muestra un rostro triste, y por el otro, una cara feliz. La cara sonriente en el otro lado de la muñeca refleja una nueva vida en Cristo. Una tarjeta plastificada con un mensaje escrito en un lenguaje común para el destino de la muñeca se une a la muñeca con una cadena de perlas de colores.
El mensaje lleva al lector a través del túnel triste y oscuro del pecado en la vida de una persona, explica cómo Jesús murió para perdonar sus pecados y ofrece la buena noticia de una nueva vida en Cristo.
En esto consiste el ministerio de Joanne Mucci, una sensible mujer de Carolina del Norte que ha levantado este ministerio de fabricar muñecos de evangelización para los niños en otras tierras.
Mucci pinta todas las caras, casi 8.000 hasta ahora, y sigue con la intención de hacerlo, siempre y cuando ella puede ver. La degeneración macular poco a poco ha ido tomando su vista.
Una vez al mes los voluntarios que ayudan a Mucci en el proyecto se reúnen en un edificio en Monroe, Carolina del Norte, para cortar, coser, pegar y pintar muñecas juntas.
Los materiales son en su mayoría donados. Mucci nunca rechaza una solicitud para obtener más muñecas de los grupos que van al extranjero y nunca se preocupa porque los materiales lleguen para hacerlas. “Es el proyecto de Dios. Se lo enviaremos “, dice, encogiéndose de hombros.
Las muñecas de Mucci ya han llegado a Uganda, Kenya,y Perú, Alaska, West Virginia, Haití, Swazilandia, Eslovaquia y Mozambique, entre otros. En lugares donde los niños están en fila para recibir algo tan simple como un pedazo de papel, una muñeca es un tesoro inimaginable.
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