Descubierta en el año 2009 en una propiedad de los Legionarios de Cristo, será estudiada por un equipo de arqueólogos mexicanos.
30 de marzo de 2011, ISRAEL
Hace dos años que se produjo un hallazgo significativo para la arqueología bíblica. Una sinagoga del primer siglo fue descubierta en las ruinas de Magdala, una de las principales ciudades que bordeaban el Mar de Galilea en torno al que Jesús realizó gran parte de su ministerio público. Además es el lugar de origen de María Magdalena, una de las seguidoras de Jesús más conocidas.
Esta sinagoga se encontró en medio de los trabajos de excavación que se realizaban en una propiedad de 8,5 hectáreas de los Legionarios de Cristo, donde planeaban construir el Magdala Center, un complejo para acoger a peregrinos en su paso por Israel.
La excavación de la sinagoga será dirigida por la arqueóloga Marcela Zapata, de la Universidad Anáhuac del Sur. Se trata de “la última oportunidad para comprender la vida de un pueblo del siglo I”, señala Marcela Zapata, ya que los pueblos que existieron a las orillas de ese lago, la principal reserva de agua dulce de Israel, ya han sido excavados o urbanizados.
El proyecto de excavación, que abarca un total de tres hectáreas, fue diseñado por la doctora Linda Manzanilla, arqueóloga del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y siguió, en una primera etapa, el método de prospección arqueológica que consiste en la aplicación de técnicas geofísicas para el estudio de la superficie.
ESTUDIOS PRELIMINARES
Luis Barba, coordinador del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto universitario, explica que antes de las excavaciones se realizó un estudio topográfico, uno magnético y uno eléctrico de la superficie, los cuales ayudaron a localizar las estructuras principales. Con ese procedimiento se logró apreciar la forma y las dimensiones de los pequeños cuartos que se agrupaban en conjuntos alrededor de un gran patio abierto.
A menos de un año de haber iniciado los trabajos de excavación en los alrededores, en el que participan voluntarios de todo el mundo, se han encontrado objetos de cerámica, vidrio, metal, piedra, dados de hueso, algunas campanas de bronce y alrededor de 200 monedas, los cuales permiten fechar al conjunto habitacional en el siglo I de nuestra era.
Estos objetos, señala Zapata, ayudarán a entender el contexto de las primeras comunidades cristianas concentradas en esa zona, permitirán comprender la transición entre lo que fue el judaísmo y el cristianismo, la convivencia de estas dos religiones, así como los usos y costumbres de la época.
Esta sinagoga se encontró en medio de los trabajos de excavación que se realizaban en una propiedad de 8,5 hectáreas de los Legionarios de Cristo, donde planeaban construir el Magdala Center, un complejo para acoger a peregrinos en su paso por Israel.
La excavación de la sinagoga será dirigida por la arqueóloga Marcela Zapata, de la Universidad Anáhuac del Sur. Se trata de “la última oportunidad para comprender la vida de un pueblo del siglo I”, señala Marcela Zapata, ya que los pueblos que existieron a las orillas de ese lago, la principal reserva de agua dulce de Israel, ya han sido excavados o urbanizados.
El proyecto de excavación, que abarca un total de tres hectáreas, fue diseñado por la doctora Linda Manzanilla, arqueóloga del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y siguió, en una primera etapa, el método de prospección arqueológica que consiste en la aplicación de técnicas geofísicas para el estudio de la superficie.
ESTUDIOS PRELIMINARES
Luis Barba, coordinador del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto universitario, explica que antes de las excavaciones se realizó un estudio topográfico, uno magnético y uno eléctrico de la superficie, los cuales ayudaron a localizar las estructuras principales. Con ese procedimiento se logró apreciar la forma y las dimensiones de los pequeños cuartos que se agrupaban en conjuntos alrededor de un gran patio abierto.
A menos de un año de haber iniciado los trabajos de excavación en los alrededores, en el que participan voluntarios de todo el mundo, se han encontrado objetos de cerámica, vidrio, metal, piedra, dados de hueso, algunas campanas de bronce y alrededor de 200 monedas, los cuales permiten fechar al conjunto habitacional en el siglo I de nuestra era.
Estos objetos, señala Zapata, ayudarán a entender el contexto de las primeras comunidades cristianas concentradas en esa zona, permitirán comprender la transición entre lo que fue el judaísmo y el cristianismo, la convivencia de estas dos religiones, así como los usos y costumbres de la época.
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