Goodluck Jonathan, nuevo mandatario electo, expresó mediante un comunicado el descontento que le causa las pérdidas humanas por un deseo de obtener el poder político y económico del país más grande de África.
En Nigeria, la ola de violencia azotó gran parte del territorio con muestras de intolerancia hacia la inclinación religiosa del nuevo presidente electo; La Cruz Roja nigeriana reportó 400 heridos y decenas de muertos, algunos de éstos hallados a las afueras de Kaduna.
Por otro lado en varias regiones del país se registraron diversos atentados en contra de Iglesias Cristianas, desatando así la más trágica matanza por violencia Religiosa en la última década.
Los seguidores del opositor Muhammadu Buhari incendiaron las casas del gabinete presidencial recién electo, además de diversas manifestaciones registradas, en donde se cobraron más de 4 mil muertes, entre ellas también, el ataque a un pastor evangélico que fue rescatado por un musulmán.
En un discurso el Presidente Goodluck manifestó la difícil situación que experimenta al saber de las pérdidas, "la ambición política de nadie vale la sangre de algún nigeriano", además de manifestar una de las causas de los diversos atentados, "la dirección política del ministerio había incurrido en varias faltas", argumentando así del ministro interno, anotó Associated Press.
En su causa por Intolerancia Religiosa, los atentados han cobrado la vida de miles de muertos, aunque las autoridades y grupos de Asistencia no han revelado el número exacto de víctimas, por temor a actos de represalia en contra.
Más allá de las diferencias religiosas, muchos de los conflictos sectarios son también provocados por la pobreza y la competencia por el acceso a los recursos.
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