La iglesia hinchable es la solución a la falta de permiso y fondos para construir un edificio.
16 DE SEPTIEMBRE DE 2011, RUSIA
La falta de un lugar de culto no ha sido inconveniente para que el padre Krzysztof, misionero polaco en Rusia, continuase con su labor en el este de ese país.
Un amigo de ofreció una iglesia hinchable como solución provisional a sus problemas para conseguir el permiso de construcción y el dinero necesario para construir un lugar permanente, y Krzysztof Kowal no dudó en considerar la oferta.
El misionero aceptó así la oferta de su amigo de infancia, Robert Wojcik, que se dedica a construir juguetes inflables para niños en Kolobrzeg, Polonia; para fabricar el primer templo hinchable itinerante, que actualmente goza de gran popularidad en la península de Kamchatka, una región de 1.250 kilómetros de longitud situado en el extremo oriental de Rusia.
Las pequeñas donaciones de sus feligreses ayudaron a costear los gastos de esta estructura alternativa, que permanecerá abierta incluso en invierno, cuando los termómetros pueden llegar a marcar hasta menos 40 grados en Kamchatka.
VENTAJAS
Además de sus escasos costes de mantenimiento, la parroquia del padre Krzysztof tiene una ventaja respecto a las iglesias tradicionales: se puede transportar en una pequeña furgoneta y únicamente tarda 15 minutos en estar lista para la celebración de la misa. Esta movilidad es muy útil para dar servicio a una región con menos de 500.000 habitantes que viven disgregados en su enorme paisaje.
El misionero polaco ha asegurado a distintos medios locales que está encantado con su templo, a pesar de que al principio la gente confundía su peculiar iglesia “con un castillo hinchable para niños”.
EL PRECURSOR
El padre Krzysztof y su amigo Robert Wojcik podrían haberse inspirado en el trabajo de Michael Gill, un diseñador británico que figura en el libro Guiness de los Record como el creador de la primera iglesia inflable del planeta. El diseño de Gill, de 14 metros de alto, es un edificio de plástico gris de estilo gótico, con bancos, altar púlpito, vidrieras e incluso un órgano.
“Esto podría cambiar la percepción general de lo que representa la Iglesia de Inglaterra. Es revolucionario. Se mueve con el siglo 21”, aseguró Gill cuando presentó su invención, allá por 2001. “Si la gente no va a ir a la iglesia, la iglesia necesita ir a la gente, y esta es una manera de hacerlo”, explicó.
Un amigo de ofreció una iglesia hinchable como solución provisional a sus problemas para conseguir el permiso de construcción y el dinero necesario para construir un lugar permanente, y Krzysztof Kowal no dudó en considerar la oferta.
El misionero aceptó así la oferta de su amigo de infancia, Robert Wojcik, que se dedica a construir juguetes inflables para niños en Kolobrzeg, Polonia; para fabricar el primer templo hinchable itinerante, que actualmente goza de gran popularidad en la península de Kamchatka, una región de 1.250 kilómetros de longitud situado en el extremo oriental de Rusia.
Las pequeñas donaciones de sus feligreses ayudaron a costear los gastos de esta estructura alternativa, que permanecerá abierta incluso en invierno, cuando los termómetros pueden llegar a marcar hasta menos 40 grados en Kamchatka.
VENTAJAS
Además de sus escasos costes de mantenimiento, la parroquia del padre Krzysztof tiene una ventaja respecto a las iglesias tradicionales: se puede transportar en una pequeña furgoneta y únicamente tarda 15 minutos en estar lista para la celebración de la misa. Esta movilidad es muy útil para dar servicio a una región con menos de 500.000 habitantes que viven disgregados en su enorme paisaje.
El misionero polaco ha asegurado a distintos medios locales que está encantado con su templo, a pesar de que al principio la gente confundía su peculiar iglesia “con un castillo hinchable para niños”.
EL PRECURSOR
El padre Krzysztof y su amigo Robert Wojcik podrían haberse inspirado en el trabajo de Michael Gill, un diseñador británico que figura en el libro Guiness de los Record como el creador de la primera iglesia inflable del planeta. El diseño de Gill, de 14 metros de alto, es un edificio de plástico gris de estilo gótico, con bancos, altar púlpito, vidrieras e incluso un órgano.
“Esto podría cambiar la percepción general de lo que representa la Iglesia de Inglaterra. Es revolucionario. Se mueve con el siglo 21”, aseguró Gill cuando presentó su invención, allá por 2001. “Si la gente no va a ir a la iglesia, la iglesia necesita ir a la gente, y esta es una manera de hacerlo”, explicó.
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