Un niño “normal” de nuestro primer mundo, ve más de 100.000 actos de violencia en cine y televisión en los primeros 14 años de vida.
29 DE SEPTIEMBRE DE 2011
La película “ Diario de un rebelde ” presentaba al actor Leonardo di Caprio, vestido completamente de negro y cubierto con una gabardina del mismo color, matando a algunos de sus compañeros de clase con un arma. Parece que los miembros de la banda de Colorado que mataron a 13 personas en una escuela antes de suicidarse seguían su pista, porque todos iban vestidos de la misma manera que di Caprio.
No sé si has escuchado alguna vez que un niño “normal” de nuestro primer mundo, ve más de 100.000 actos de violencia en el cine y la televisión en los primeros 14 años de su vida . Sé que a muchos no les importa o no les interesa, pero nadie puede negar que esos actos de violencia influyen determinantemente en la vida de todos, y mucho más en la de los más pequeños.
Hemos añadido un problema más a nuestras familias. Un problema del que muy pocos se han dado cuenta: la televisión en cada habitación . Nadie tiene control de lo que ven los niños, y esa no es precisamente la razón más cruel, sino el hecho de que la gente ya no habla, ya no se comunica. Cada uno se encierra en su habitación con su “caja tonta” y la vida pasa y se desarrolla en un solo cuarto de la casa.
No existe ninguna razón para que se haga así, sólo la comodidad y el hecho de que cada uno viva en su “universo”. ¿Las consecuencias? Niños en edad escolar que sufren depresiones porque nadie les escucha: La televisión y los juegos de ordenador enseñan pero no escuchan, y la necesidad de ser escuchado es imperiosa en el ser humano. Si nos falta, nos falta casi todo.
El problema de la televisión, los ordenadores, la play station y muchos otros “come tiempos” es que no nos dejan momentos para pensar, para reflexionar. Instantes en los que podamos examinar lo que ha ocurrido a lo largo del día. Momentos para leer algo importante o para escribir un pequeño diario. La televisión quita el tiempo a casi todo, y nos “obliga” a permanecer sentados como espectadores mientras la vida se escapa a nuestro alrededor y nosotros perdemos la belleza de casi todo.
¡Hay gente que incluso se duerme viendo la televisión, y queda encendida toda la noche! Muchas personas ya no son capaces de vivir sin ella. Incluso los matrimonios han dejado de hablar en su propia habitación, porque la tele está encendida y cada uno quiere ver su programa favorito.
Al final nos extrañamos que nadie quiera hablar con nosotros. Que nuestros hijos o nuestros padres no nos comprendan y que el mundo sea demasiado insensible. A veces nos duele que nadie nos entienda y que no quieran escuchar lo que nos sucede. Nos preguntamos la razón de que la gente viva en su propio mundo y no se preocupe por los demás. Fruncimos el ceño al ver que nuestros hijos ya no juegan y han perdido la imaginación y la fantasía… Mientras seguimos sintiéndonos felices con un mando en la mano y tragando una mentira tras otra.
No sé si has escuchado alguna vez que un niño “normal” de nuestro primer mundo, ve más de 100.000 actos de violencia en el cine y la televisión en los primeros 14 años de su vida . Sé que a muchos no les importa o no les interesa, pero nadie puede negar que esos actos de violencia influyen determinantemente en la vida de todos, y mucho más en la de los más pequeños.
Hemos añadido un problema más a nuestras familias. Un problema del que muy pocos se han dado cuenta: la televisión en cada habitación . Nadie tiene control de lo que ven los niños, y esa no es precisamente la razón más cruel, sino el hecho de que la gente ya no habla, ya no se comunica. Cada uno se encierra en su habitación con su “caja tonta” y la vida pasa y se desarrolla en un solo cuarto de la casa.
No existe ninguna razón para que se haga así, sólo la comodidad y el hecho de que cada uno viva en su “universo”. ¿Las consecuencias? Niños en edad escolar que sufren depresiones porque nadie les escucha: La televisión y los juegos de ordenador enseñan pero no escuchan, y la necesidad de ser escuchado es imperiosa en el ser humano. Si nos falta, nos falta casi todo.
El problema de la televisión, los ordenadores, la play station y muchos otros “come tiempos” es que no nos dejan momentos para pensar, para reflexionar. Instantes en los que podamos examinar lo que ha ocurrido a lo largo del día. Momentos para leer algo importante o para escribir un pequeño diario. La televisión quita el tiempo a casi todo, y nos “obliga” a permanecer sentados como espectadores mientras la vida se escapa a nuestro alrededor y nosotros perdemos la belleza de casi todo.
¡Hay gente que incluso se duerme viendo la televisión, y queda encendida toda la noche! Muchas personas ya no son capaces de vivir sin ella. Incluso los matrimonios han dejado de hablar en su propia habitación, porque la tele está encendida y cada uno quiere ver su programa favorito.
Al final nos extrañamos que nadie quiera hablar con nosotros. Que nuestros hijos o nuestros padres no nos comprendan y que el mundo sea demasiado insensible. A veces nos duele que nadie nos entienda y que no quieran escuchar lo que nos sucede. Nos preguntamos la razón de que la gente viva en su propio mundo y no se preocupe por los demás. Fruncimos el ceño al ver que nuestros hijos ya no juegan y han perdido la imaginación y la fantasía… Mientras seguimos sintiéndonos felices con un mando en la mano y tragando una mentira tras otra.
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