Un año después de que uno de los terremotos más poderosos de la historia sacudiera a Chile, este país se encuentra casi totalmente recuperado en su infraestructura.
La reconstrucción fue posible gracias al espíritu emprendedor de los chilenos, la buena gestión gubernamental y al apoyo de la iglesia.
El terremoto y Tsunami que destruyó a más de 6 regiones de Chile, fue el quinto más intenso de los registrados en todo el mundo. Los datos hablan por sí solos. Más de 900 ciudades y pueblos afectados; cerca de 380.000 viviendas destruidas; dos millones de damnificados.
Pablo Allard, Coordinador de Reconstrucción Urbana comenta: “En total estamos hablando de un cataclismo que generó costos del orden de los 30.000 millones de dólares, que equivale a un 18% del producto interno bruto del país en un año.”
Reconstruyendo una nación
El gobierno de Chile enfrentó el proceso de reconstrucción en tres etapas. La primera fue llamada “Emergencia” y consistió por una parte en suplir las necesidades mínimas de los damnificados, y por otra, la construcción de 80.000 casas básicas.
Paralelamente se implementó la fase “Emergencia de Invierno”. Una de sus metas fue que el 100% de los estudiantes sin escuelas, volvieran a clases.
“Junto con ellos, dado que teníamos mas de ¾ de la capacidad hospitalaria severamente afectada –con la colaboración de agencias internacionales, de organizaciones civiles, se establecieron hospitales de campaña que lograron salvar el invierno, sin mayores problemas de enfermedades broncopulmonares, enfermedades de tipo infeccioso”, comenta Pablo Allard.
El balance a un año del terremoto y Tsunami es positivo: El 100% de la capacidad hospitalaria está instalada; el 100% de los niños en edad escolar están de regreso en sus escuelas; y más del 50% de los fondos para reconstrucción han sido asignados.
Fuerzas para levantarse
Notable ha sido el aporte de organizaciones no gubernamentales, e iglesias cristianas en el proceso de reconstrucción. Una de estas organizaciones, el Ministerio Mesías, construyó casas definitivas para 5 familias damnificadas.
Remy Carrasco, del Ministerio Mesías y la campaña “Construyendo Esperanza”agrega: “Trabajar en un proyecto de reconstrucción para víctimas del terremoto fue una experiencia que marcó nuestras vidas. Fueron muchas horas de gestión, pero al final de la obra, ya terminando el año 2010, y ver las caras de los beneficiados, su alegría… yo me quedo con eso.”
Autoridades de gobierno reconocen que la espontánea articulación de distintas fuerzas en la reconstrucción, no fue una coincidencia.
“Yo creo que ahí claramente se ha visto la mano del Señor, en como pensar en que estas catástrofes no son un castigo, sino que al contrario, son oportunidades para que aflore lo mejor de una sociedad. Yo creo que claramente esa es una señal muy grande de cómo nuestro país ha avanzado y de lo bendecidos que estamos de vivir en un país como Chile”, dice Allard.
No obstante el avance alcanzado, todavía queda mucho por hacer. Todos concuerdan en que la gran tarea pendiente es la implementación del plan de reconstrucción. Así, las familias damnificadas no tendrán que pasar otro invierno en las modestas casas de emergencia.
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