Un año después de que inundaciones devastaran gran parte de Pakistán, miles de personas siguen sufriendo.
Fue la peor inundación en la historia de Pakistán. Lluvias monzónicas desde julio a septiembre de 2010 cobraron las vidas de casi dos mil personas. 20 por ciento del país estaba bajo el agua.
El impacto económico total se estima en más de 40 mil millones de dólares.
Ha sido un año desde que las devastadoras inundaciones destruyeran los hogares, bienes y casi todo lo que poseían decenas de personas y muchos siguen viviendo a la intemperie. Casi todos tienen historias similares.
El común denominador de estas familias es que nadie ha venido a ayudarles.
“Un cuarto y una pared se cayeron en mi casa. Nadie del gobierno ni de ninguna organización vino a ayudar. Otra parte de la casa colapsó este año y hemos vivido a la intemperie por más de un mes”, dice Ahktar Masih, víctima de inundaciones.
Otro caso, una viuda sigue viviendo sin techo afuera de su casa. Su esposo y cuatro hijos han muerto de varias enfermedades en años recientes y no puede pagar las reparaciones.
“La condición de mi casa es igual que el año pasado”, dice ella, “el techo y una pared cayeron por la inundación y no puedo cocinar adentro. Como afuera por temor de que caigan otras paredes”.
Los cristianos son sólo el dos por ciento de la población total de Pakistán. Se dice que el gobierno ha dado terreno a los musulmanes para que reconstruyan.
Los cristianos y las otras minorías dicen que han sido menospreciados aunque la constitución garantiza que las minorías reciban un cinco por ciento de los recursos gubernamentales.
Muchos cristianos que viven en el pueblo de Mandian Wala, cerca de Lahore, son granjeros. La mayoría están desempleados porque las aguas destruyeron sus cultivos y de gran parte de la tierra fértil. Pocos tienen recursos para reparaciones y luchan por alimentar a sus hijos.
Varias familias se reúnen con frecuencia para orar, pidiendo ayuda de Dios. Sus oraciones fueron contestadas cuando un grupo humanitario supo de su situación. Les dieron suficiente comida, arroz, harina, azúcar, aceite y otros víveres, para alimentar a sus familias durante un mes.
Los damnificados expresan su gratitud, pidiendo a Dios que bendijera a los donantes de Estados Unidos, y piden a los cristianos alrededor del mundo que sigan orando. Las lluvias monzónicas y una época lluviosa más larga de lo normal están causando más inundaciones.
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