Evangélicos y católicos alzan juntos su voz por la libertad religiosa
El grupo “Evangélicos y Católicos Juntos”
denuncia la preocupante fragilidad de la libertad religiosa en el
espacio público de países democráticos de Europa y Norteamérica.
03 DE MAYO DE 2012
, ESTADOS UNIDOS
La agrupación de teólogos, pastores y educadores Evangélicos y
Católicos Juntos (Evangelicals and Catholics Together) fue formada en el
año 1994, y desde entonces, cada año presentan un documento en el que
hacen especial hincapié en algún tema de interés común.
Recientemente
ha salido a la luz un artículo titulado “En defensa de la libertad
religiosa”, en el que, además de denunciar los ataques que reciben los
cristianos en muchos países donde no se ha desarrollado este concepto en
la sociedad, hacen énfasis en la pérdida de libertad en países
democráticos de Norteamérica y Europa.
El documento, que se puede consultar íntegramente
en la web First Things ,
comienza advirtiendo que, en 1994, el tema de la libertad religiosa no
estaba en la agenda, pero que los últimos años demuestran la necesidad
de recuperarlo ante “una amenaza” mundial a la “libertad de fe, de
práctica y participación religiosa en los asuntos públicos, no sólo en
Estados islámicos o comunistas sino también en democracias
desarrolladas”.
Los firmantes detectan que
“en Occidente ciertas creencias
religiosas son ahora consideradas como intolerancia, y los pastores
enfrentan un gran peligro, tanto cultural como jurídico, al predicar la
verdad bíblica”.
La reducción de la libertad religiosa como simple “libertad de culto”
supone un nuevo escenario, denuncia el documento, en el que se niega “el
carácter intrínsecamente público de la religión bíblica y privatiza la
idea misma de la libertad religiosa”.
Desde este grupo se ofrece esta declaración como un alegato a favor “de
la verdadera libertad religiosa” y en defensa “de la fe y del bien
común que supone esta libertad en la sociedad”. El documento reconoce
que los cristianos “hemos fracasado con frecuencia en querer vivir esta
libertad, persiguiendo a otras religiones o haciendo uso de métodos
coercitivos de proselitismo” entre ellos el apoyo del Estado. Ahora, sin
embargo,
detectan el peligro de que este derecho esté en
peligro a causa de la vulneración del mismo por parte de legislaciones
restrictivas, aún en Estados democráticos.
LIBERTAD Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO
En el texto se expresa la necesidad de mantener una separación real
entre la Iglesia y el Estado, pero se aclara que esta defensa nunca debe
suponer “vaciar la plaza pública de expresiones religiosas”. “No se
puede exigir en base a la separación de Iglesia y Estado una plaza
pública desnuda, despojada de convicciones religiosas o morales, ya que
esta separación legal tiene por objeto proteger la libertad de
convicción, no promover el exilio de la religión de la vida pública”.
Católicos y evangélicos proponen que el papel de los
ciudadanos, tanto creyentes como no creyentes, sea igualitario en el
plano público, sin desterrar las ideas o aportaciones de
ninguno de los grupos y así trabajar en la construcción de un espacio
real de libertad y debate.
PERSECUCIÓN VIOLENTA
Los casos de persecución a cristianos han crecido en los últimos años,
recordándose en el texto los informes presentados por el Foro Pew o la
Alianza Evangélica Mundial que
demuestran que los seguidores de Jesús son “hoy el grupo religioso más perseguido del mundo”.
Se recuerdan los
problemas para los cristianos en Estados de religión islámica
y otros laicos en los que la persecución por parte de grupos musulmanes
es evidente. El documento enumera casos en Egipto, Irán, Irak, Pakistán
o Nigeria, y advierte además que la “primavera árabe” no parece dar
lugar a una “primavera religiosa” ya que es probable que en estos países
el poder político caiga en manos de radicales islámicos.
También se hace mención a la persecución a cristianos en los Estados
comunistas y pos-comunistas como Corea del Norte, China, Vietnam,
Bielorrusia, Turkmenistán y Uzbekistán, donde la vida religiosa “es
restringida en la determinación de los Estados de controlar todos los
aspectos de la vida social”.
PELIGRO EN PAÍSES DEMOCRÁTICOS
Pero
la libertad religiosa también está “en peligro” en países
“donde el idioma de los derechos humanos es parte del vocabulario moral
público”. Se cuenta el caso de un pastor canadiense multado
por predicar la moral bíblica en asuntos de sexualidad, o que se les
negase la adopción de niños a parejas británicas por su compromiso de
enseñar principios bíblicos a los niños, o el caso en el que una revista
polaca fue multada por dar su visión sobre el aborto.
El documento también se fija en los problemas con la legislación
estadounidense respecto a la objeción de conciencia para los médicos que
no quieran abortar, o para los ministros de culto que no quieran casar a
parejas homosexuales. “Médicos cristianos, enfermeras, farmacéuticos y
otros proveedores de atención de la salud se están poniendo en riesgo
profesional por las políticas que obligan a todos los trabajadores de la
salud a llevar a cabo procedimientos y proporcionar medicamentos con
receta que muchos de ellos consideran inmorales”.
Todos estos casos demuestran
la restricción de las ideas y la
persecución que desde los Estados laicos se realiza a las comunidades
cristianas en cuanto éstas expresan sus ideas en un ámbito público del
que se les quiere echar.
DECLARACIÓN DE ACCIÓN
El documento concluye con la idea de que
católicos y
evangélicos trabajen juntos para “honrar el testimonio de los mártires
como Bonhoeffer... o como Shahbaz Bhatti, un funcionario cristiano
asesinado por su defensa de la libertad religiosa de todos sus
compatriotas paquistaníes”.
“Nos comprometemos a trabajar juntos para la renovación de la libertad
religiosa en nuestros países y en todo el mundo”, dicen los firmantes,
entre los que se encuentran decenas de intelectuales evangélicos como
Chuck Colson, J.I. Packer o John Woodbridge.
El documento concluye con el propósito de continuar luchando por la defensa religiosa. “Vemos
la evidencia de la historia, que enseña que las sociedades
religiosamente libres son mejores para el pueblo, y más seguras para el
mundo, que las sociedades en las que la persecución cultural y
legalmente se afirma (…) En todo esto, creemos que estamos actuando como
los cristianos han recibido la orden de actuar, y en calidad de
ciudadanos de las democracias maduras conviene hablar. Nuestra fe en
Jesucristo como Señor y Salvador, y nuestro bautismo en el nombre de la
Santísima Trinidad nos obliga a defender la libertad religiosa de todos
los que son creados a imagen de Dios”.