NAGOYA, Japón (AFP) - Países ricos y en desarrollo adoptaron este viernes en Nagoya (Japón) un acuerdo sin precedente para proteger las especies y los ecosistemas del planeta y repartir los beneficios de forma más equitativa.
Diez meses después de la inmensa decepción de la cumbre de Copenhague sobre el calentamiento climático, el éxito de la conferencia de Nagoya devolverá optimismo, pese a incluir aspectos muy técnicos, al proceso de negociación de la ONU sobre el medio ambiente."Si Kioto entró en la historia como la ciudad en la que nació el acuerdo sobre el clima (en 1997), Nagoya será la ciudad en la que nació el acuerdo sobre la biodiversidad", estimó Ahmed Djoghlaf, secretario ejecutivo de la Convención de la ONU sobre la Diversidad Biológica.
Los representantes de más de 190 países, con la excepción de Estados Unidos, que no ha ratificado nunca la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD) lanzada en 1992 durante la cumbre de la Tierra en Rio, adoptaron un "plan estratégico" de 20 puntos para 2020 con el fin de frenar el ritmo alarmante de la desaparición de las especies.
También se pusieron de acuerdo en un protocolo vinculante sobre el reparto de los beneficios logrados por las industrias farmacéuticas y cosméticas gracias a los recursos genéticos de los países el Sur (animales, plantas, microorganismos).
Brasil, que alberga la mayor parte de la inmensa cuenca amazónica, donde vive el 10% de la totalidad de las especies conocidas del planeta, había insistido en la necesidad de alcanzar este acuerdo para "poner fin a la biopiratería".
"Gracias a mucha sabiduría, a enormes esfuerzos y lágrimas, ¡lo hemos conseguido!", se felicitó el ministro de Medio Ambiente japonés, Ryu Matsumoto, que presidía los debates. "Estoy profundamente emocionado", añadió, una vez concluidas las negociaciones, a veces tensas, en sesión plenaria.
"El protocolo de Nagoya es un éxito histórico", estimó Jim Leape, director general internacional del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Greenpeace saludó por su parte "el comienzo del fin de la biopiratería" pero lamentó que los gobiernos no hayan sido "más valientes" con los objetivos.
El plan estratégico 2020 fija como objetivo un aumento de las áreas protegidas del planeta: 17% de la superficie total de tierra (frente al 13% actual) y 10% de los océanos (contra algo menos del 1% de ahora).
Pero este plan que carece legalmente de carácter vinculante ¿tendrá un impacto real en la protección de las especies en el mundo?
"Aunque no es una decisión legalmente vinculante, el mensaje enviado a todos los países es 'hay que hacer más'", se congratula Russell Mittermeier, presidente de la ONG estadounidense Conservation International.
"Las áreas protegidas, cualquiera que sea su naturaleza, es el mejor instrumento de que disponemos a día de hoy para proteger la diversidad de los seres vivos", explicó a la AFP Mittermeier, que lo calificó de acuerdo "sin lugar a dudas histórico".
Con todo, algunos de los compromisos dejan la puerta abierta a diversas interpretaciones. Por ejemplo, uno de los objetivos persigue la "eliminación" o al menos "la reducción progresiva" de las "subvenciones nefastas" para la diversidad biológica. La pregunta es cómo influirá concretamente en las infinitas subvenciones concedidas a la pesca, sobre todo en Europa, pese a que la sobrepesca de muchas especies está científicamente documentada.
"Entre el 70 y el 80% de las especies de pescado que comemos" se pescan más allá de su capacidad reproductiva, recordó el actor estadounidense Harrison Ford en una entrevista con la AFP esta semana.
Una especie anfibia de cada tres, más de un pájaro de cada ocho y más de un mamífero de cada cinco se encuentran amenazados de extinción a nivel mundial, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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